Existe un trastorno del sistema nervioso autónomo que afecta el equilibrio de diversas funciones corporales. Dentro de ellas podemos señalar, funciones automáticas clave como el ritmo cardíaco y la tensión arterial. Esta compleja enfermedad se denomina disautonomía, y es importante conocer su sintomatología y tratamientos.
De este tema, que afecta a muchas personas a nivel mundial, les voy a hablar a solicitud de Nina. Ella es una seguidora de Ohio, abuela joven recién jubilada, actualmente dedicada a las labores hogareñas a tiempo completo.
Ella me comentaba que, tanto ella como su esposo, solían practicar trekking y excursionismo incluso antes de casarse. Su pasión por los espacios abiertos nunca disminuyó y, hoy en día, continúan disfrutando de estas actividades junto a otras parejas de adultos mayores.
Hace unos meses, al participar en un campamento con amigos, su esposo presentó náuseas y fatiga. Esto para Nina fue muy desagradable, pues su esposo siempre fue muy activo. De hecho, recientemente estando en casa, su esposo demostró problemas de equilibrio al estar haciendo una sencilla rutina de ejercicios.
Nina me dijo, que su esposo no le dio importancia a lo ocurrido e incluso se negó asistir al médico. Esta situación le mantuvo angustiada por unas dos semanas, hasta que decidió contactarme, para que le ofreciera mi opinión profesional.
Inmediatamente respondí su solicitud y le sugerí acudir al médico a fin de que le realizaran un diagnóstico preciso. De acuerdo a lo que Nina me planteó, sospeché acerca de un trastorno del sistema nervioso denominado disautonomía.
Aparte de recomendarle la visita al médico, le envié información relacionada con este trastorno, incluyendo la sintomatología y tratamientos existentes.
Dada la elevada prevalencia de esta enfermedad, consideré importante compartir esta información en mi página.
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Generalidades acerca de la disautonomía
La disautonomía es el término utilizado para describir ciertas afecciones, por un inadecuado funcionamiento del sistema nervioso autónomo (SNA). Dicho sistema es responsable de regular funciones corporales automáticas. Entre ellas podemos señalar el ritmo cardiaco, tensión arterial, digestión y control de la temperatura.
Según los expertos, los síntomas pueden variar mucho entre las personas. De hecho, la disautonomía es considerada una enfermedad compleja que afecta al sistema nervioso autónomo.
Dicha alteración puede ocasionar una diversidad de síntomas, que incluyen “niebla cerebral”, taquicardia o bradicardia, cambios en las pupilas y el tránsito intestinal, desmayos, fatiga y alteraciones del ritmo cardiaco.
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Por ello, las estrategias de tratamiento se adaptan a los síntomas específicos y a las causas subyacentes en cada paciente.
Dentro de ellos podemos señalar problemas urinarios, dificultades respiratorias y de deglución, desmayos, fatiga, ritmo cardíaco y tensión arterial inestables.
Tipos más frecuentes de disautonomía
Según los especialistas, más de 70 millones de personas a nivel mundial están afectadas por diversas formas de disautonomía. Este trastorno puede ser congénito o desarrollarse a lo largo de los años.
Se ha observado, que es más frecuente en personas de edades comprendidas entre los 50 y 60 años. Debemos señalar además, que su diagnóstico y tratamiento pueden ser difíciles debido a la complejidad y variabilidad de la enfermedad.
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Dentro de los tipos de disautonomía detectados hasta ahora destacan:
Síndrome de taquicardia ortostática postural
El síndrome de taquicardia ortostática postural (POTS) constituye una de las formas más comunes de disautonomía. Dicha afectación de la circulación genera un incremento de la frecuencia cardiaca, cuando la persona se pone de pie. Es decir, cuando pasa de la posición tumbada a la posición erguida.
Según los estudios, este síndrome puede provocar una diversa variedad de síntomas. Entre ellos podemos señalar aturdimiento, desmayos, niebla cerebral, fatiga, dolores de cabeza, visión borrosa, palpitaciones, temblores y náuseas.
Por lo general, el diagnóstico suele consistir en una prueba de mesa basculante o una prueba de bipedestación. Esta medición realizada a lo largo de diez minutos, permite medir los cambios de frecuencia cardiaca al ponerse de pie. Los tratamientos convencionales del POTS incluyen una combinación de enfoques farmacológicos y no farmacológicos.
Las estrategias no farmacológicas incluyen incrementos de la ingesta de líquidos y sal, (a excepción de personas hipertensas). Además del empleo de prendas de compresión hasta la cintura. También se recomienda practicar ejercicio en posición reclinada, como el ciclismo o natación.
A su vez, los tratamientos naturales incluyen prácticas como el yoga, meditación y ejercicios de respiración profunda para controlar el estrés y mejorar síntomas como la taquicardia y los mareos.
Estas estrategias, están respaldadas por investigaciones de reconocidas instituciones, como, el Primer Hospital de la Universidad de Pekín y el Instituto Karolinska.
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Hipotensión ortostática
La hipotensión ortostática (OH) consiste en un descenso significativo de la presión arterial al ponerse de pie. La hipotensión ortostática, también conocida como hipotensión postural, es una forma de tensión arterial baja que se produce al levantarse después de estar sentado o tumbado.
Puede causar síntomas como mareos, aturdimiento, visión borrosa, debilidad, desmayos y confusión. La OH se diagnostica mediante una combinación de revisión de la historia clínica, exploración física y otras pruebas.
Dentro de ellas se incluyen la monitorización de la tensión arterial, análisis de sangre, electrocardiograma, ecocardiograma, prueba de esfuerzo, prueba de la mesa basculante y maniobra de Valsalva.
La causa principal de la OH es la acumulación de sangre en las extremidades inferiores. Dicho efecto ocasiona la reducción del flujo sanguíneo de vuelta al corazón, y en consecuencia, disminuye la tensión arterial.
En condiciones normales, nuestro organismo compensa esta situación incrementando la frecuencia cardiaca y contrayendo los vasos sanguíneos. De esta forma, logra mantener la tensión arterial equilibrada. Sin embargo, en la hipotensión ortostática, este mecanismo falla.
El tratamiento de la hipotensión ortostática suele consistir en abordar la causa subyacente. Si se debe a la deshidratación puede ser útil aumentar la ingesta de líquidos. En caso de que sea producto de un reposo prolongado en cama, se debe incrementar gradualmente la actividad física.
En los casos más crónicos, en los que es un síntoma de otra afección como la enfermedad de Parkinson, es fundamental controlar la enfermedad primaria.
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También pueden recetarse medicamentos para aumentar el volumen sanguíneo o contraer los vasos sanguíneos.
Es importante consultar a profesionales sanitarios para obtener un diagnóstico, y un plan de tratamiento adecuado para mitigar los síntomas. Suelen recomendarse cambios en el estilo de vida, como llevar medias de compresión, elevar la cabecera de la cama y evitar cambios bruscos de postura.
Síncope vasovagal
El síncope vasovagal, comúnmente conocido como desmayo, se desencadena por una caída repentina de la frecuencia cardiaca y tensión arterial. Ello ocasiona una reducción del flujo sanguíneo al cerebro, desencadenando una pérdida temporal de conciencia.
Generalmente este síncope reflejo surge debido a factores estresantes como el dolor, miedo o la permanencia prolongada de pie. Es el tipo más común de episodio de desmayo, sobre todo entre los jóvenes.
El mecanismo subyacente implica una hiperactividad del nervio vago, que forma parte del sistema nervioso autónomo que regula la frecuencia cardiaca y tensión arterial.
Para controlar el síncope vasovagal de forma natural, puede ser eficaz aumentar la ingesta de sal y agua, realizar una actividad física regular y dormir lo suficiente, controlar el estrés y utilizar medias de compresión.
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Por lo general, este síndrome es inofensivo y no requiere tratamiento. Sin embargo, si los episodios son frecuentes o graves, pueden recomendarse tratamientos como evitar los desencadenantes, llevar medias de comprensión, así como también aumentar la ingesta de sal y agua.
En los episodios agudos, tumbarse con las piernas elevadas ayuda a restablecer la perfusión cerebral al aumentar el retorno venoso al corazón. En raras ocasiones puede ser necesario un marcapasos para regular la frecuencia cardiaca.
Es muy importante consultar siempre a un profesional sanitario para obtener un diagnóstico, y un plan de tratamiento adecuado.
Disautonomía familiar
La disautonomía familiar (DF), también conocida como síndrome de Riley-Day, es una enfermedad genética rara. La DF afecta al desarrollo y la supervivencia de ciertas células nerviosas que controlan acciones involuntarias del organismo.
Entre ellas destacan la respiración, digestión y regulación de la tensión arterial. Afecta predominantemente a personas de ascendencia judía asquenazí (cuyos ancestros habitaron Europa central, oriental y Francia).
De hecho, la mayoría de los judíos que actualmente habitan en los Estados Unidos, son de ascendencia asquenazí. La DF está causada por una mutación en el gen ELP1, que provoca una deficiencia de la proteína IKAP, crucial para el desarrollo y mantenimiento de las células nerviosas.
Dicha proteína, también conocida como IKAP/hELP1, es crucial para el desarrollo y mantenimiento de las células nerviosas.
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Especialmente las de los sistemas autónomo y sensorial. Los síntomas pueden variar, pero suelen incluir problemas de equilibrio, desmayos, náuseas, “niebla cerebral”, cambios de humor y otros.
No existe cura para la DF; el tratamiento se centra en controlar los síntomas para mejorar la calidad de vida.
Esto puede implicar la administración de leche de fórmula espesada a los lactantes para evitar la aspiración, el tratamiento de las crisis de vómitos con líquidos intravenosos y medicación contra las náuseas, y otras medidas de apoyo.
En la disautonomía familiar (DF), una mutación en el gen ELP1 provoca una deficiencia de esta proteína, que afecta al número de fibras nerviosas funcionales.
Esta deficiencia se traduce en una reducción de las sensaciones de dolor, tacto, temperatura y gusto, debido a la alteración del desarrollo y supervivencia de las neuronas sensoriales y autónomas.
Las investigaciones demuestran, que la deficiencia de IKAP/hELP1 en el cerebro de pacientes con enfermedad de Alzheimer provoca la regulación a la baja de genes implicados en la diferenciación de los oligodendrocitos y la mielinización.
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Concluyendo
De acuerdo a lo mostrado, la disautonomía es un trastorno del sistema nervioso autónomo. Dicho sistema es responsable de controlar muchas funciones corporales automáticas, como la presión arterial y ritmo cardiaco.
Existen diferentes tipos de disautonomía. Dentro de ellas destacan el síndrome de taquicardia ortostática postural, hipotensión ortostática, síncope vasovagal y disautonomía familiar.
Los síntomas pueden ser muy variables, pudiendo incluir problemas de equilibrio, desmayos, alteraciones del ritmo cardíaco y náuseas.
El tratamiento suele ser sintomático y de apoyo. Dentro de ellas se incluyen por ejemplo, practicar ejercicio en posición reclinada, como el ciclismo o la natación. Se incluye además, elevar la cabecera de la cama, una dieta rica en sal y muchos líquidos.
A su vez, los tratamientos naturales incluyen prácticas como el yoga, meditación y ejercicios de respiración profunda para controlar el estrés y mejorar síntomas como la taquicardia y los mareos. Se sugiere controlar el estrés, emplear medias de compresión y dormir lo suficiente.
Para Nina la información recibida, la cual comparto en el post, fue de gran utilidad. De hecho, su esposo decidió acudir al médico y fue diagnosticado con Síndrome de taquicardia ortostática postural.
Afortunadamente, con algunas correcciones dietéticas vinculadas a mayor ingesta de líquidos y dormir adecuadamente, fue superando su problema.
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- Autonomic Dysfunction.
- Disautonomia: Uma Condição Esquecida – Parte 1.
- Autonomic dysfunction: Diagnosis and management.
- State-of-the-art pharmacotherapy for autonomic dysfunction in Parkinson’s disease.
- Dysautonomia.
- Dysautonomia: Diagnosis and Management.
- Familial dysautonomia.
- https://www.healthline.com/health/what-causes-dysautonomia#genetics.
- Symptoms of dysautonomia.
- Ashkenazi Jews.